Teniendo en cuenta la condición mental del hombre, el tribunal lo declaró responsable del asesinato de su esposa, pero le ahorró tiempo en prisión.
Edward Rowen, de 84 años, admitió ante la policía que “se enfureció”, luego de una reunión familiar donde su esposa, Rosalie Rowen, de 78, lo detuvo comiendo la gelatina que habían sido preparados por la nieta de la pareja.
Edward también le dijo a la policía, así como a sus vecinos y a un transeúnte, que había matado a su esposa en el salón golpeándola en la cabeza con una pequeña estatua de elefante de madera.
Rosalie murió en el hospital después de sufrir graves lesiones en la cabeza causadas por un traumatismo contundente. La estatua del elefante fue encontrada en la cocina de la pareja la noche del asesinato.
Edward se consideró anteriormente no apto para ser juzgado, luego de ser diagnosticado con una enfermedad cerebral degenerativa, muy probablemente Alzheimer. Esta semana, sin embargo, tras la evidencia de varios testigos, incluida la hija de Rosalie, la jueza de la Corte Suprema Lesley Taylor dictaminó que había pruebas suficientes para demostrar que Edward mató a su esposa.
Se tuvo en cuenta la condición mental de Edward y se salvó de la cárcel después de ser encontrado responsable del asesinato de Rosalie en virtud de la Ley de Delitos y Discapacidad Mental. El juez Taylor ahora puede ordenar a Rowen que se someta a supervisión en un centro de salud mental o permitirle su liberación incondicional.
Tanto sus abogados como los fiscales reconocieron que el repentino estallido de Edward y el posterior acto de asesinato fueron difíciles de explicar, y el fiscal David Glynn señaló que el “estado mental actual del acusado, por supuesto, tendrá una gran influencia en la supervisión que imponga el tribunal”.
Edward fue puesto en prisión preventiva, mientras que el tribunal ordenó al secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos que realizara un informe sobre los servicios disponibles que podrían cuidarlo. Esto incluirá un informe sobre su estado mental.
