miércoles, diciembre 25, 2024

Hay que recordarle a Giammattei los compromisos que con tanta vehemencia asumió en el discurso de toma de posesión y pedirle que los cumpla.

Recordemos por un instante la ceremonia de toma de posesión del cargo de presidente de la república de Alejandro Giammattei en el teatro nacional el 14 de enero de 2020. Entró al escenario del brazo de su hija con las notas de la canción “A mi manera”, y luego de haber sido juramentado como Presidente y puesto la banda presidencial, se mandó un discurso, que nos erizó los pelos, con una pieza de oratoria excepcional, en lo personal dije para mis adentros: Por fin tenemos al presidente que nos va a sacar del hoyo en que nos encontramos como país.

Razón por la que, al siguiente día, asistí al Te Deum que la Fraternidad Cristiana organizó para orar por el nuevo presidente de la república. Y hablé con el entonces director de la Frater, Alex López, para que me dejara ingresar a la recepción con invitados especiales.

Logré entrar, y lo primero que hice fue buscar a Alejandro Giammattei, que conozco de años atrás, para irlo a abrazar y emocionado le dije lo estupendo que había estado su discurso de toma de posesión en el teatro nacional, y que lo veía como una especie de redentor para Guatemala, y con que cumpliera la mitad de lo que había dicho en su discurso, Guatemala iniciaría un camino hacia mejor puerto, me tomé una selfie con él, y regresé a mi casa, esperanzado y contento porque según yo vendrían mejores tiempos para  mi país.

Y es que en su discurso de toma de posesión Giammattei dijo cosas que parecía le salían del corazón, por mencionarle las que más impresionaron: 

  • “Esto es personal. No me voy a detener hasta que acabemos con la desnutrición en nuestro país”.
  • “Mi proyecto es trabajar las reformas educativas, con esto lograr que los índices de analfabetismo se reduzcan.”
  • Otro punto importante que señaló para trabajar en su gobierno fue el cierre de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia de la República (SAAS), indicando que “su objetivo se había perdido y se volvió una entidad de corrupción”.
  • “¿Y si dejamos que el amor hacia a Guatemala nos guíe? ”
  • “La reforma educativa inicia aquí y ahora”
  • Se dirigió a las mujeres, a los indígenas y a las personas discapacitadas, indicando que “en mi gobierno serán escuchados y defendidos”.
  • “Hoy se inscribe el punto y final de las prácticas corruptas para que desaparezcan de este país”.

AHORA TODO ESA PIEZA DE ORATORIA, PARECE UN ENGAÑO ESCANDALOSO.

A un año y medio del haberse comprometido con los guatemaltecos de esa manera, todo parece como un engaño malicioso y retorcido, que dan ganas de llorar de la cólera. ¿Cómo pudimos creerle, cómo pudimos pensar que iba a ser un estadista que iba a sacrificar cuatro años de su vida por la patria, y dedicarse en cuerpo y alma a cumplir con las metas y objetivos que había trazado en su discurso? Ahora vemos que todo fue una artimaña para continuar baboseando al pueblo, y poder cometer todo tipo de corrupción. Como lo han hecho sus anteriores colegas. Con el agravante, que pasados los días del discurso de toma de posesión, sale del “closet”, y nos damos cuenta que tiene a su amante, miguelito; trabajando dentro del gobierno. Esto si ya es el acabose. Luego vienen todos los clavos que ya todos conocemos. Un ministro de salud inexperto e inepto, como Hugo Monroy, que no sabe cómo hacerle frente a la pandemia, sin embargo no lo destituye inmediatamente, le da largas para que siga atrasando el combate a la pandemia. El Congreso de la república le otorga la cantidad de CIENTO SIETE MIL MILLONES de quetzales como presupuesto para el año 2020, el más grande de la historia,  y no logra ni por asomo aplanar la curva de la epidemia ni la económica. La gente empieza a preguntarse ¿Y DÓNDE ESTÁ EL DINERO?

Hay que reconocer para ser balanceados en opinar, que la situación de la pandemia mundial, desnuda la oxidada institucionalidad del país, y que agarró fuera de base a Giammattei, y que la circunstancia fue mayor a la capacidad operativa y gerencial que tuvo. Agregado al error garrafal de querer darle más poder a su “miguelito” que al propio vicepresidente. Todas estas situaciones han hecho que Giammattei tenga una imagen demasiada desgastada a apenas un año y medio de gobernar, y que tenga demasiados frentes populares en contra, y se haya unido al pacto de corruptos, y no tenga independencia de acción, porque está amarrado con los veteranos militares que patrocinaron su campaña. Y no creemos pueda a estas alturas de su gobierno reivindicarse y empezar a cumplir con las promesas que hizo públicamente con el pueblo, en su discurso de toma de posesión. Pobre Alejandro Giammattei, que en el Te Deum, después de la oración, contó que en un momento de su vida, cuando estuvo muy enfermo, le hizo una promesa a Dios: que si lo dejaba vivir, se dedicaría en cuerpo y alma al servicio de su pueblo.  Esta promesa no la ha cumplido, y es con Dios, y con Dios no se juega, ni tampoco con el pueblo.

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