Estados Unidos lanzó un ataque en Kabul contra un coche en el que viajaban supuestos miembros del Estado Islámico (EI), el grupo terrorista que reivindicó el atentado del jueves contra el aeropuerto de la capital afgana, en el que murieron más de 170 personas.
En un comunicado, el portavoz del Comando Central de EE.UU. (CENTCOM), capitán Bill Urban, informó de que un dron estadounidense impactó contra un vehículo en Kabul que suponía una “amenaza inminente del EI” contra el aeropuerto de Kabul, donde permanecen las tropas estadounidenses.
“Estamos seguros de que alcanzamos con éxito el objetivo”, dijo Urban.
Una vez que el dron impactó contra el coche, hubo “explosiones secundarias significativas”, lo que indica que el vehículo transportaba “una cantidad sustancial” de material explosivo, de acuerdo al portavoz del CENTCOM.
Anteriormente, el Pentágono había dicho que tenía información sobre la posibilidad de que se produjeran ataques con coches bomba.
Por el momento, según Urban, no hay “indicios” de que haya víctimas civiles, aunque el Pentágono sigue evaluando el impacto de la operación.
Solo minutos antes de que el Pentágono confirmara el ataque, en Kabul se había escuchado una explosión cerca del aeropuerto.
Según fuentes oficiales, la explosión se produjo en una vivienda cercana al aeródromo y hay, al menos, cinco fallecidos, entre los que figuran tres niños.
Los talibanes también han apuntado a EE.UU. como responsable de la explosión en Kabul.
Este nuevo ataque de Washington contra supuestos miembros del EI llega solo un día después de que un dron estadounidense acabara con la vida de dos supuestos yihadistas “de alto perfil” de ese grupo terrorista e hiriera a otro en represalia por el atentado del jueves.
Este sábado, el presidente estadounidense, Joe Biden, avisó de que es “altamente probable” que haya otro ataque contra el aeropuerto de Kabul en las próximas 24 a 36 horas; y, horas después, la embajada en la capital afgana emitió una alerta para advertir de “amenazas creíbles” cerca del aeropuerto.
Esas amenazas se producen en un momento en el que Washington ha iniciado la fase final de su repliegue con la salida de material militar y el inicio de la evacuación de algunos de los 5.000 soldados que permanecían en el aeropuerto Kabul.
En menos de 48 horas vence el plazo marcado por Biden para la retirada. Los talibanes también exigen a los estadounidenses y sus aliados abandonen por completo el país para el 31 de agosto.