El ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ramtane Lamamra, denunció hoy que existe un complot internacional para aumentar la influencia de “potencias extranjeras” en Libia y convertir este país en una plataforma desde la que cambiar los equilibrios geoestratégicos en detrimento de los intereses socio-económicos del pueblo libio y de los estados vecinos.
En un beligerante discurso al inicio de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de Argelia, Mali, Níger, Túnez, Egipto, Chad y la propia Libia, convocada para preparar la cumbre de Argel prevista a finales de septiembre, Lamamra, dejó entrever que este grupo puede convertirse en alternativa a otros organismos regionales en la búsqueda de una alianza frente a la injerencia exterior.
“Debemos ocuparnos e interactuar con la evolución de la situación en Libia desde un enfoque proactivo y una visión clara (…) teniendo en cuenta los planes de algunas potencias extranjeras, que pretenden aumentar su influencia en Libia y hacer de este país una plataforma para rediseñar el equilibrio internacional en los intereses estratégicos de Libia y sus vecinos”, afirmó.
“Nuestra seguridad y estabilidad comunes están estrechamente vinculadas a la seguridad y estabilidad de Libia y su prosperidad depende de nuestra. Una Libia estable y fuerte constituirá sin duda el pilar de la seguridad y la integración económica regional”, argumentó sin revelar a que “potencias extranjeras” se refería.
Fuentes diplomáticas cercanas a la reunión argumentaron que el discurso suponía un mensaje a Marruecos, país que en los meses pasados ha desarrollado un papel muy activo en los intentos internacionales por reconciliar a los grupos enfrentados en Libia, y principal rival de Argelia en la región.
El gobierno argelino rompió la semana pasada sus relaciones diplomáticas con Rabat alegando diversas razones presentes y futuras, entre ellas la decisión de Marruecos de normalizar las relaciones con Israel a cambio del reconocimiento por parte del expresidente norteamericano, Donald Trump, de la soberanía marroquí sobre las tierras que ocupa en la antigua colonia española del Sahara Occidental.
La reunión de este lunes, a la que ha asistido la ministra libia de Asuntos Exteriores, Nadia al Mangoush, así como representantes de organismos regionales, se prolongará hasta el martes y tiene como objetivo preparar la cumbre que se celebrará en Argel y que cuenta con el respaldo tanto de Estados Unidos como de la misión especial de la ONU para Libia (UNSMIL).
En este contexto, Lamamra recordó que “los países vecinos de Libia están más preocupados que otros por las repercusiones directas de la tumultuosa situación” y advirtió que más allá del proceso tutelado por la ONU para la celebración de elecciones presidenciales y legislativas en diciembre próximo el objetivo es ayudar a que Libia “preserve su soberanía, unidad territorial y su independencia”.
“Estamos profundamente convencidos de que la resolución de la crisis sólo será posible a través de un proceso interlibio, con el apoyo de la comunidad internacional, y en particular de los países vecinos”, afirmó.
“El crucial período que atraviesa el pueblo libio hermano requiere una solidaridad absoluta y un apoyo efectivo para permitirle preservar su soberanía y la unidad de su territorio e impedir la injerencia extranjera en sus asuntos internos”, concluyó.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los heterogéneos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.