El cortejo procesional tiene como objetivo una rogativa a Dios para que finalice la pandemia del covid-19 en el mundo. Todos los participantes deberán tener el esquema completo de vacunación, incluyendo la dosis de refuerzo.
Pero, hay dos preguntas que las autoridades deberían hacerse, puesto que la autorización de estos cortejos procesionales contradice totalmente lo estipulado en el semáforo de alertas epidemiológicas, el cual establece el aforo y prohíbe las aglomeraciones.
Tanto han sancionado las fiestas organizadas en los pueblos, pues dice e presiente Alejandro Giammattei, que las personas no respetan las normas sanitarias, pero una procesión en todo caso es lo mismo.
Piden esquema completo de vacunación; sin embargo, el Sol de Mixco, dio a conocer que los mismos empleados de salud, con acceso a la base de datos, están vendiendo los carnets, para que los antivacunas aparezcan en el sistema, hasta con la dosis de refuerzo, cuando en realidad no están vacunados.
¿Qué harán con las aglomeraciones de personas que quieren ver el paso de la procesión?
Los organizadores pueden pedir a los cucuruchos que tengan el esquema completo, pero que pasa con las personas que van a estar en las calles esperando los cortejos procesionales. Sobre ellos, ni Salud, ni la Iglesia, puede tener control. Lo que contribuirá a que se sigan registrando fallecidos y contagiados por el virus, contrariando el objetivo de la actividad.
En conclusión, la procesión está programada para el 26 de febrero, esto en el marco de los 300 años de ser nombrado el patrón jurado de la Ciudad de Guatemala.
La imagen de Jesús Nazareno de la Merced fue nombrada Patrón contra las calamidades (terremotos, fuego, agua y otras) de la muy Noble y muy Leal ciudad de Santiago de Guatemala el 18 de febrero de 1721, y el 28 del mismo mes el Ayuntamiento en pleno fue a confirmarle dicho título en solemne juramento.
La imagen fue esculpida por Mateo de Zúñiga. El 5 de agosto de 1717 la imagen de Jesús de la Merced es consagrada por el obispo Juan Bautista Álvarez de Toledo, siendo la primera imagen consagrada por la iglesia católica en América.