El tirador fue identificado como Salvador Ramos, un joven de 18 años que fue víctima de Bullying en la escuela. Vivía con su madre y su abuela, pero de pronto su comportamiento comenzó a cambiar. Empezó a usar ropa negra, botas de cuero y estilo militar y comenzó a cortarse la cara con cuchillos.
ERA UN JOVEN NORMAL, PERO ALGO LO HIZO CAMBIAR
Un joven identificado como Santos Valdez, uno de los amigos de Salvador Ramos contó al diario Washington Post, que el homicida vivía con su madre y su abuela, y que en ocasiones fue intimidado por otros estudiantes, además que solía comenzar también peleas.
“Lo intimidaron peor en la escuela secundaria. Solía jugar videojuegos como Fortnite y Call of Duty. Pero luego Ramos cambió” dijo Valdez.
Valdez reveló que Ramos se detuvo una vez en un parque donde a menudo jugaban baloncesto con cortes en toda la cara. Contó que la primera vez su amigo le dijo que un gato le había arañado el rostro, luego le dijo la verdad y que le platicó que se cortaba la cara con cuchillos una y otra vez.
“Yo estaba como, ‘Estás loco, hermano. ¿Por qué harías eso?’”; Su repuesta fue breve pero reveladora: “lo hice por diversión”, recordó Valdez al oír la respuesta.
Valdez contó que Ramos empezó a cambiar: “comenzó a usar ropa negra, botas de cuero y estilo militar. Conducía con otro amigo por la noche y disparaba a personas al azar con una pistola de aire comprimido, empujaba los autos de la gente”.
Hace aproximadamente un año, Ramos publicó fotos en las redes sociales de rifles automáticos que “tendría en su lista de deseos”. Hace cuatro días, publicó imágenes de dos rifles a los que se refirió como “mis fotos de armas”.
Ramos compró el arma utilizada en el ataque inmediatamente después de cumplir 18 años, que fue el 16 de mayo, según informó al Washington Post, una persona vinculada a los primeros hallazgos de la investigación.
Valdez comentó que en su última interacción con Ramos fue unas dos horas antes del tiroteo, cuando se enviaron por Instagram. Le comentó una foto, pero Ramos nunca contestó.
