Feligreses informaron que no le gustaba organizar bautizos, comuniones, confirmaciones y bodas. Además, el padrecito era VIH positivo, pero aun así siguió teniendo relaciones sexuales con varios jóvenes a los que antes drogaba.
El párroco Francesco Spagnesi enfrentará cargos por tráfico de drogas, malversación de fondos y lesiones “graves” por su vida desenfrenada.
Spagnesi llevaba años viviendo una doble vida, organizando orgías sexuales con drogas que financiaba con el dinero de sus feligreses y en las que habría contraído una enfermedad de transmisión sexual.
La insólita historia conmociona Italia desde la semana pasada cuando la Policía arrestó al ahora ex párroco por tráfico e importación internacional de drogas, además de acusarlo por malversación de fondos al haberse embolsado las ofrendas de los fieles y el dinero de la Curia, suma que según las autoridades supera los 200 mil euros.
Su situación no es nada buena, desde que fue arrestado se encuentra recluido en su domicilio, del que no puede salir, y ahora se les suman a los cargos en su contra el de “lesiones muy graves”, pues según el fiscal que lleva el caso, el sacerdote no habría comunicado a los participantes de sus festines y orgías su condición de ser seropositivo al virus del sida (VIH).
También lo investigan por lesiones graves ya que conociendo que era seropositivo para VIH el párroco mantuvo relaciones sexuales sin protección con un grupo amplio de personas.
Junto con el párroco también se investiga a Alessio Regina, amante y cómplice de Spagnesi.
De acuerdo al magistrado Giuseppe Nicolosi, de la Fiscalía de Prato, Spagnesi y Regina compraban cocaína y GBL, un narcótico conocido como “droga de la violación” en Países Bajos con dinero sacado de la Curia y las usaban para organizar fiestas sexuales que convocaban usando internet y en las que participaron hasta 200 personas.
De acuerdo con medios italianos, los feligreses recibieron con sorpresa la noticia del arresto de su sacerdote, a quien apreciaban por ser joven y dinámico, pero sobre el que dijeron se notaba decaído en los últimos servicios.
“Estaba nervioso, tímido y ausente, no le gustaba organizar bautizos, comuniones, confirmaciones y bodas”, le dijo un fiel al Corriere della Sera.
Por su parte, el obispo de Prato, Giovanni Nerbini, expresó “dolor y consternación” por lo sucedido. Nerbini afirmó en un comunicado que desde hace tiempo conocía “un fuerte estado de sufrimiento físico y psicológico del sacerdote, pero nadie podría haber imaginado que tuviera problemas de drogadicción”.