“Lo que el presidente nicaragüense Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, orquestaron hoy fue una elección de pantomima que no fue ni libre ni justa, y ciertamente no democrática”, afirmó Biden, que fue señalado de cometer fraude durante las elecciones de EE.UU.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó este domingo de “pantomima” las elecciones en Nicaragua y amenazó con usar “todas las herramientas diplomáticas y económicas” a su disposición para pedir responsabilidades al presidente nicaragüense, Daniel Ortega.
El mandatario adelantó que Washington, en coordinación con otros miembros de la comunidad internacional, “usará todas las herramientas diplomáticas y económicas” a su disposición para ayudar al pueblo de Nicaragua y pedir responsabilidades a Ortega, Murillo y aquellos que “facilitan sus abusos”.
En estos comicios, Ortega busca su quinto mandato y cuarto consecutivo, con siete aspirantes a candidatos presidenciales de la oposición guardando prisión, acusados de “traición a la patria”.
La Administración estadounidense ya había adelantado que estaba coordinándose con otros países para responder a los comicios.
Aunque el gobernante no ofreció detalles sobre cuál será su estrategia, recordó que la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos (OEA) obliga al continente americano a “defender los derechos democráticos del pueblo nicaragüense”.
Biden no llegó a decir expresamente que desconoce los resultados electorales de este domingo, aunque sí consideró que Ortega y Murillo ya no tienen un “mandato democrático”.
“Impopulares desde hace mucho tiempo y ahora sin un mandato democrático, la familia Ortega y Murillo ahora gobierna Nicaragua como autócratas, sin diferenciarse de la familia Somoza contra la que Ortega y los sandinistas lucharon hace cuatro décadas”, manifestó Biden.
Con el apoyo de Washington, tres miembros de la familia Somoza (primero Anastasio Somoza García y luego sus dos hijos) gobernaron Nicaragua desde 1934 hasta 1979, cuando fueron derrocados por los guerrilleros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) durante la Revolución Sandinista.
Los centros de votación de Nicaragua cerraron este domingo sus puertas, en una jornada marcada por la baja asistencia a las urnas y en la que se espera una nueva reelección del sandinista Daniel Ortega, en el poder desde 2007.
El observatorio multidisciplinario Urnas Abiertas informó que en el marco de la jornada se registraron una serie de irregularidades, incluidas detenciones de opositores, mientras que la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco indicó altos niveles de abstención.
En un informe preliminar, Urnas Abiertas identificó “200 hechos de violencia política en los Centros de Votación”, entre estos “la negación del ingreso a fiscales opositores, intimidación de paraestatales y fuerzas de choque sandinistas”, o “trabajadores del Estado obligados a enviar una foto de la boleta con su nombre escrito en el sitio en que se marca la equis”.
La representante del observatorio Olga Valle dijo que dos “periodistas del medio independiente Masaya Al Día fueron retenidos y liberados después mientras daban cobertura”.