Hace cinco días se reportó la desaparición del submarino turístico “Titán”, desde entonces las autoridades han estado buscando a los cinco tripulantes que iban a bordo, aunque tras encontrar los restos del sumergible se llegó a la conclusión de que el vehículo sufrió una implosión.
Expertos en derecho marítimo pusieron en duda el diseño del submarino Titán de la compañía OpenGate antes del fatídico accidente sufrido por la embarcación esta semana.
El diseño del Titán se apartaba del esquema tradicional de esferas de titanio para sumergibles de aguas profundas, al agregar un cilindro de fibra de carbono entre dos semiesferas de titanio para crear un casco de presión más grande que pudiera alojar a más pasajeros.
No obstante, numerosos expertos cuestionaron la resistencia de la fibra de carbono a tanta profundidad. Stefano Brizzolara, profesor de ingeniería oceánica en Virginia Tech, destacó que este material ha sido poco estudiado para usarlo en grandes inmersiones y que podía deformarse e incluso agrietarse e implosionar bajo una fuerte presión.
Por su parte, Stockton Rush, fundador de OpenGate y uno de los tripulantes fallecidos en la última expedición del Titán, había defendido anteriormente que las innovaciones requerían una violación de las normas. “No se ha producido ninguna lesión en el sector de los submarinos comerciales en más de 35 años”, declaró a la Revista Smithsonian en junio de 2019. “Es obscenamente seguro, porque tiene todas esas normas. Pero tampoco ha innovado ni ha crecido, porque tiene todas esas regulaciones”.
Además, la compañía publicó un artículo donde hacía hincapié en que la mayoría de los accidentes marítimos se debían a errores humanos de los operadores y no a fallos mecánicos.
En 2018, David Lochridge, exdirector de operaciones marítimas de OceanGate, reveló que la empresa se negó a pagar a un fabricante para que construyera en el Titán una ventana que soportara una presión de hasta 4.000 metros de profundidad, necesaria para llegar hasta el lugar donde se halla el Titanic.
En lo que toca a la normativa sobre los sumergibles, los expertos esperan que el caso de la implosión del Titán contribuya a una regulación y supervisión más estrictas en un sector que durante mucho tiempo estuvo en fuera de la jurisdicción legal.
De acuerdo con Salvatore Mercogliano, historiador marítimo de la Universidad de Campbell, las expediciones a los restos del Titanic quedaban fuera de la jurisdicción legal de cualquier país, ya que el Titán, fabricado en EE.UU., se sumergía en aguas internacionales tras descender de un buque canadiense. “Literalmente, no existe ningún requisito, porque no hay nadie que lo haga cumplir”, afirmó Mercogliano.
El especialista cree que al menos Canadá y EE.UU. adoptarán normativas más rigurosas sobre vehículos submarinos. Asimismo, la Organización Marítima Internacional, organismo sobre transporte marítimo de las Naciones Unidas, podría exigir que los sumergibles se registren como las demás embarcaciones.
La Guardia Costera de EE.UU. anunció el jueves el descubrimiento de los restos del sumergible Titán cerca de la zona donde se encuentra el legendario Titanic, indicando que el carácter de los escombros sugiere la muerte de los cinco tripulantes que se hallaban a bordo.