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El papa pide “gestos concretos” para dar “esperanza y dignidad” a los débiles

El papa pidió hoy “gestos concretos” y “ternura” para dar “esperanza” y “dignidad” a los más desfavorecidos, “víctimas de la injusticia y de la desigualdad de una sociedad del descarte”.

Además, rechazó a los “restauracionistas” que quieren “una Iglesia rígida”, durante la celebración en el Vaticano de la V Jornada Mundial de los Pobres.

Sin “gestos concretos de atención, justicia, solidaridad y cuidado de la casa común, los sufrimientos de los pobres no se podrán aliviar, la economía del descarte que los obliga a vivir en los márgenes no se podrá cambiar y sus esperanzas no podrán volver a florecer”, dijo en la homilía ante los 2.000 pobres e indigentes, así como voluntarios y miembros de organismos de asistencia.

Francisco había iniciado la Jornada de los Pobres, que incluye numerosas iniciativas para ayudar a los más débiles en todo el mundo, con un llamamiento en Twitter “a prestarles nuestra voz”, pero “también a ser sus amigos, a escucharlos, a comprenderlos”.

El pontífice, que el pasado viernes viajó hasta Asis (centro de Italia) para reunirse con 500 necesitados procedentes de toda Europa, comenzó recordando que el mundo vive “una historia marcada por tribulaciones, violencia, sufrimientos e injusticias” y “los que resultan heridos, oprimidos y a veces pisoteados son los pobres, los anillos más frágiles de la cadena”.

“La Jornada Mundial de los Pobres que estamos celebrando nos pide que no miremos a otra parte, que no tengamos miedo de ver de cerca el sufrimiento de los más débiles”, que a causa de la pobreza se convierten en “víctimas de la injusticia y de la desigualdad de una sociedad del descarte que corre velozmente sin tenerlos en cuenta y los abandona sin escrúpulos a su suerte”.

Sin embargo, frente “al dolor de hoy” se encuentra “la esperanza del mañana” que “no consiste en esperar pasivamente que en el futuro las cosas vayan mejor”, sino en “que seamos presencia atenta en medio de la indiferencia generalizada”.

“La palabra que hace surgir la esperanza en el mundo y que alivia el dolor de los pobres: la ternura. Nos toca a nosotros superar la cerrazón, la rigidez interior, la tentación de ocuparnos sólo de nuestros problemas, para enternecernos frente a los dramas del mundo, para compadecer el dolor.”, dijo.

“A nosotros, especialmente a nosotros cristianos, nos toca organizar la esperanza, traducirla en la vida concreta de cada día, en las relaciones humanas, en el compromiso social y político”, añadió, rechazando a los “restauracionistas”, que quieren “un Iglesia rígida”, que no tiene razón de ser.

Según Francisco, “no sirve hablar de los problemas, polemizar, escandalizarnos —esto lo saben hacer todos—“, sino que hay que ser personas que actúan, que comparten el pan con los hambrientos, que trabajan por la justicia, que levantan a los pobres y les restituyen su dignidad.

Las lecturas y la oración de los fieles fueron proclamadas por algunos pobres y al final de la celebración se distribuyó comida caliente a todos los participantes, como se ha hecho durante en días anteriores en varias Casas-Hogar de Roma, que acogen principalmente a mujeres y niños, donde también se han repartido productos sanitarios y para el cuidado personal.

Además, una camioneta equipada para realizar pruebas para evaluar la presencia del virus VHC (hepatitis C) y del virus VIH, estará presente hoy en la Plaza de San Pedro para quien quiera disponer de ese servicio.

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