En un hecho histórico para la Iglesia Católica, el cardenal Robert Prevost, de 69 años, ha sido elegido como el nuevo Papa, convirtiéndose en el primer pontífice norteamericano de la historia. Su elección fue anunciada este jueves desde el balcón de la Basílica de San Pedro, tras varios días de cónclave en la Capilla Sixtina.
Un papa con experiencia global
Prevost, originario de Estados Unidos, se desempeñaba como prefecto del Dicasterio para los Obispos, supervisando nombramientos episcopales en todo el mundo.
Su trayectoria incluye una fuerte labor pastoral en Perú, lo que refleja su visión misionera y cercanía con la realidad latinoamericana.
Optó por el nombre León XIV, en honor a los papas reformistas del siglo XIX, especialmente León XIII, conocido por su compromiso con la justicia social y el diálogo con la modernidad.
Una elección sorpresiva
Aunque no figuraba entre los principales favoritos en los medios, su perfil conciliador y su estrecha relación con el papa Francisco habrían influido en la decisión del cónclave.