Sentado cómodamente en un sillón y con una playera de diseñador, el narcotraficante José Alfredo Hurtado Oloscoaga, líder de una célula del cartel de la Familia Michoacana, narró frente a una cámara el horror que vivió el miércoles el poblado mexicano de San Miguel Totolapa por un ataque armado que dejó 20 personas muertas. Se trató de una masacre perpetrada por sus rivales, según afirmó.
“El atentado era en contra de mi persona y, por supuesto, contra Conrado y contra su papá”, dijo este capo apodado ‘El Fresa’ en un video difundido en internet y que ya analiza la Fiscalía del estado de Guerrero. Él se refería a dos víctimas en particular: el alcalde Conrado Mendoza Almeida y su padre Juan Mendoza Acosta, que también gobernó el municipio.
La versión del capo coincide con la que dan las autoridades: que pistoleros de una organización criminal llamada ‘Los Tequileros’, aliada al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), irrumpieron en San Miguel Totolapa para atacar a sus enemigos y tratar de arrebatarles ese territorio.
De acuerdo con el relato de ‘El Fresa’, su poder en esa comunidad era tal que vivía tranquilamente a una cuadra de la presidencia municipal y fue llamado a una reunión con las autoridades locales para hablar sobre un video en el que ‘Los Tequileros’ se adjudican el asesinato de Nazario Domínguez, director de desarrollo rural en San Miguel Totolapan, ocurrido el lunes.
“Ya maté al primero”, decía un hombre encapuchado que portaba uniforme táctico, frente a más de 25 miembros de ‘Los Tequileros’, en una grabación que se publicó en la internet.
“Nosotros creíamos que el video era falso, que la gente no estaba ahí… Fue confianza, no fue otra cosa… Pero igual tomaron ellos la decisión de hacer una reunión para tomar precauciones, para lo que sea. Nos tenían la trampa bien hecha”, describió ‘El Fresa’ con tranquilidad.
“Llego a la reunión. Gracias a Dios siempre ando en una camioneta blindada. Nunca ando con pistoleros en ese pueblo porque lo consideraba… muy tranquilo… ¿Qué pasa? Llego y comieron ansias estos cabrones. No me dejaron bajar. Si me hubieran dejado bajar ahí estuviera yo también. Alcancé a salir. Dejaron la camioneta desbaratada”, continuó.
La Fiscalía guerrerense refiere que al menos 40 sicarios que portaban rifles de alto poder atacaron el palacio municipal, cuya fachada quedó perforada por varios impactos de proyectiles de arma de fuego, y un domicilio en la calle de Emiliano Zapata, donde quedaron los cuerpos de 18 personas.