El menor de apenas de 2 años de edad se habría desplomado en la guardería mientras jugaba y cuando comenzó a sangrar fue trasladado al hospital, donde descubrieron la causa de su desangramiento.
Un niño de 2 años estaba jugando en un área cercada al aire libre en su guardería de Utah cuando de pronto pareció tropezar y caerse, antes de empezar a sangrar por la cara.
Había dos adultos cuidando a los niños que jugaban en esa zona de la guardería Leap Ahead de Spanish Fork, una localidad a unos 84 kilómetros al sur de Salt Lake City: vieron que comenzó a sangrar y rápidamente notificaron a sus padres, que respondieron y lo llevaron al hospital pensando que se trataba de una herida común.
Fue allí donde los médicos descubrieron que el pequeño llevaba una bala de bajo calibre alojada en la cabeza y notificaron a la policía.
Los sanitarios decidieron dejarle la bala dentro y no sacarla, temiendo que someterlo a una cirugía para extirparla pudiera ser más riesgoso.
El niño está estable y se espera que se recupere completamente, informaron las autoridades locales, que abrieron una investigación para determinar qué ocurrió.
En la guardería pudieron ver un agujero de bala en la cerca de vinilo que rodea el área donde estaban jugando los niños, aunque los empleados dijeron que no habían oído ningún disparo ese día.
La hipótesis inicial que maneja la policía es que se trata de un accidente con una bala perdida. Justo al oeste de la guardería hay terrenos de campo abierto, y estiman que los disparos pudieron producirse en esa área.
El miércoles, los investigadores dijeron a la prensa que habían identificado a un hombre que estuvo disparando a los pájaros en los descampados cerca de la guardería proyectiles calibre 22 con un rifle de aire comprimido.
El hombre no ha sido identificado, pero la policía dijo que se encuentra cooperando con la investigación. El caso será enviado a la oficina del fiscal de Spanish Fork.
