Pakistán mantiene cerradas sus puertas a los refugiados afganos que tratan de huir de Afganistán tras la toma del poder por parte de los talibanes, a pesar de la intención de la Unión Europea de que los migrantes se queden en países de la zona.
El mantra que repiten los altos cargos del Gobierno de Pakistán y del todopoderoso Ejército es que ningún refugiado afgano entrará en suelo paquistaní, donde ya hay registrados casi un millón y medio de nacionales afganos.
“Ni una sola persona ha recibido el estatus de refugiado hasta ahora”, afirmó el ministro de Interior paquistaní, Sheikh Rashid Ahmad, esta misma semana en una rueda de prensa en Islamabad.
Un extremo que fuentes de seguridad de pasos fronterizos y de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
“Solo estamos permitiendo la entrada de afganos con visas médicas o de aquellos que trabajan para organizaciones internacionales y que son evacuados”, dijo este miércoles una fuente de seguridad en el paso fronterizo de Torkham, uno de los más importantes entre ambos países.
La fuente, que prefirió mantener el anonimato, indicó que no se está registrando una mayor llegada de afganos y que ayer solo unas 1.000 personas cruzaron en Torkham, la cifra habitual desde que se impusieron restricciones por la pandemia de la COVID-19.
“No vemos desplazamientos a gran escala. Hemos observado un ligero incremento de refugiados en Chaman (otro paso fronterizo)”, dijo un portavoz de ACNUR en Pakistán, Qaiser Khan Afridi.
El portavoz afirmó que es posible que más afganos estén obteniendo visas médicas para entrar en el país, además de entradas de forma ilegal en suelo paquistaní.
Todo ello a pesar de que ya acabó la evacuación internacional por aire, tras la salida definitiva de Estados Unidos el lunes.
Ante esa situación, Pakistán se está convirtiendo en un paso estratégico de entrada y salida de Afganistán, con el inicio de la llegada de ayuda humanitaria y la evacuación de extranjeros y colaboradores afganos para quienes está emitiendo visados de tránsito de 21 días.
Pero no para refugiados. La razón de esa cerrazón ante los afganos es clara. “Pakistán no tiene la capacidad de aceptar más refugiados”, explicó Rashid.
Pakistán alberga a 1,4 millones de afganos registrados legalmente y se estima que, a cerca de otro millón en situación ilegal, una de las comunidades de desplazados más grandes y antiguas del mundo que comenzó a llegar a territorio paquistaní con la invasión soviética en 1979.
Ante esta situación, Islamabad rechaza que vaya a permitir la llegada de más refugiados del país vecino.
Esa postura choca con la Unión Europea, que quiere que los afganos permanezcan en países fronterizos con Afganistán y así evitar que lleguen a suelo europeo, según quedó claro ayer tras el encuentro extraordinario celebrado en Bruselas de ministros de Interior.
La Unión Europea “reforzará su apoyo a terceros países, en particular a los fronterizos y de tránsito, que acogen a un gran número de migrantes y refugiados” para reforzar sus capacidades de “dar protección, condiciones de recepción dignas y seguras y modos de vida sostenibles para los refugiados y sus comunidades de acogida”, reza la declaración emitida tras la reunión.
El objetivo final sería “evitar que se repitan movimientos de migración ilegal a gran escala enfrentados en el pasado”, en referencia a la llegada masiva de más de un millón de refugiados en el año 2015 que puso a prueba a la UE y relanzó la búsqueda de una nueva legislación comunitaria para lidiar con las llegadas de migrantes y refugiados.
Pero los países vecinos ya acogen a la gran mayoría de migrantes afganos. Así, Pakistán e Irán dan cobijo al 90 % de los refugiados afganos a día de hoy, algo que han hecho durante los últimos 40 años, según datos de ACNUR.
El poderoso Ejército paquistaní, que ha gobernado el país la mitad de su historia y en los periodos democráticos controla la política exterior y de seguridad, lo tiene claro.
“No hay refugiados”, zanjó de forma contundente en una rueda de prensa el director de la oficina de comunicación del Ejército paquistaní (ISPR), el general Babar Iftikhar.