La vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump volaron a Carolina del Norte esta semana para pronunciar lo que se anunciaron como importantes discursos sobre la economía. Ninguno de los dos expuso un plan detallado de políticas: ni Harris, que se centró durante media hora en la vivienda, los comestibles y los medicamentos con receta, ni Trump, que durante 80 minutos desperdigó varias propuestas entre reflexiones en voz alta sobre inmigrantes peligrosos.
Pero ambos candidatos, cada uno a su manera, enviaron a los votantes mensajes claros e importantes sobre sus visiones económicas. Cada uno de ellos defendió la visión de un gobierno federal poderoso, uno que utilice su poder para intervenir en los mercados en busca de una economía más fuerte y próspera.
El viernes en Raleigh, Harris empezó a imprimir su propio sello a la economía progresista que ha dominado la política demócrata en la última década. Este pensamiento económico abraza la idea de que el gobierno federal debe actuar con agresividad para fomentar la competencia y corregir las distorsiones en los mercados privados.
El planteamiento busca grandes subidas de impuestos a las empresas y a quienes obtienen ingresos altos, para financiar la ayuda a los trabajadores de ingresos bajos y de clase media que luchan por crear riqueza para sí mismos y para sus hijos. Al mismo tiempo, ofrece grandes exenciones fiscales a las empresas que se dedican a lo que Harris y otros progresistas consideran un gran beneficio económico, como la fabricación de tecnologías necesarias para luchar contra el calentamiento global o la construcción de viviendas asequibles.
Esta filosofía anima la agenda política que Harris presentó el viernes. Se comprometió a entregar hasta US$25 mil en ayudas al pago inicial a cada comprador de primera vivienda durante cuatro años, al tiempo que destinaría US$40 mil millones a empresas constructoras de primeras viviendas. Harris afirmó que reinstauraría de forma permanente el crédito tributario por hijos ampliado que el presidente Biden estableció temporalmente con su ley de estímulo de 2021, al tiempo que ofrecería aún más ayuda a los padres de recién nacidos.