Un tribunal de Los Ángeles modificó este 13 de mayo las sentencias de Erik y Lyle Menéndez, condenados en 1996 por el asesinato de sus padres en 1989. La decisión judicial reduce su pena de cadena perpetua sin libertad condicional a una condena que ahora contempla la posibilidad de obtener libertad condicional después de cumplir 50 años de prisión.
El caso, que en los años 90 capturó la atención nacional, involucró el brutal asesinato de José y Kitty Menéndez en su mansión de Beverly Hills. Los hermanos, entonces de 21 y 18 años, dispararon a sus padres con una escopeta mientras estos veían televisión. Durante el juicio, los acusados alegaron haber actuado en legítima defensa tras sufrir años de abusos físicos, emocionales y presuntamente sexuales por parte de su padre.
El juez consideró que, si bien el crimen fue “absolutamente atroz”, los hermanos han mostrado una conducta ejemplar durante sus 35 años de encarcelamiento. Testimonios de funcionarios penitenciarios y familiares destacaron su participación en programas educativos y su labor ayudando a otros reclusos.
La última palabra sobre su posible libertad recaerá ahora en la junta de libertad condicional, que revisará el caso el próximo 13 de junio. Esta decisión reaviva el debate entre quienes ven a los Menéndez como víctimas de abuso que reaccionaron de forma extrema y quienes los consideran asesinos premeditados motivados por la herencia familiar.