lunes, diciembre 23, 2024

Un pastor se aprovechó de la pandemia para estafar 8 millones de dólares al Gobierno de EE.UU.  

Con la bandera de “comunicar el amor cristiano y servir a los pobres” los misioneros viajaron de Canadá a EE.UU. para llevar a cabo un fraude multimillonario dirigido al programa de ayuda de Covid.

Con la llegada del Covid, el gobierno de Estados Unidos desembolsó dinero para ayudar económicamente a un sinfín de personas; sin embargo, esto provocó que personas oportunistas se aprovecharan de la necesidad de millones de contribuyentes, desencadenando el arresto de 177 personas señaladas de defraudar al Programa de protección de Cheques de Pago (PPP).

Tal es el caso de los Edwards, una familia que emigró de Canadá a Estados Unidos en 2019 y que durante muchos años vivieron en Turquía.

La familia canadiense dirigía una organización benéfica basada en la fe con una misión ‘noble’ que era la de “Comunicar el amor cristiano en la doctrina y el servicio a los pobres”.

Un año después de haber llegado a los Estados Unidos, Evan Edwards, así como su esposa y sus dos hijos, de 30 y 36 años, eran sospechosos de llevar a cabo un fraude multimillonario dirigido al programa de ayuda de Covid del gobierno para pequeñas empresas y organización sin fines de lucro.

Se sabe que los Edwards recibieron poco más de $8 millones después de que el hijo de Evan, Josh, presentara documentos que afirmaban falsamente que su ministerio, ASLAN International Ministry, tenía 486 empleados bajo una nómina mensual de $2.7 millones, según una denuncia federal de decomiso.

El pasado 17 de septiembre de 2020 tres autos de la Patrulla de Carreteras de Florida detuvieron un Mercedes beige de los Edwards con toda la familia en su interior; el padre de familia señaló que se dirigían a una conferencia en Texas.

Según la denuncia contra los Edwards, la policía detectó al interior del automóvil que Evan iba de copiloto y llevaba en sus piernas una impresora, mientras que el asiento de atrás estaba la esposa e hija del misionero. Lo que más llamó la atención de los policías es que en el asiento de atrás había unas bolsas con papeles triturados, así como una bolsa de Faraday en la que estaban los dispositivos electrónicos de la familia con la intención evitar ser rastreados.

En las maletas había registros financieros, así como otras bolsas Faraday con computadoras portátiles y tabletas en su interior, además de mochilas con discos duros y unidades de USB.

Un juez federal de Florida ordenó la confiscación de los $8 millones que los Edwards habían recibido después de que el gobierno asegurara que las ganancias son parte de un delito de fraude bancario y lavado de dinero.

Pese al delito que cometió la familia Edward, las autoridades aún no han acusado a ningún miembro de la familia.

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