Una guatemalteca que se dedicaba a la venta de tortillas fue asesinada sin piedad por dos sicarios que le exigieron el poco dinero de su venta y el celular. Sus pequeños hijos de 6 y 9 años fueron testigos del despiadado crimen que les derrumbó el mundo.
Carlos Ruiz contó que su esposa Santos Días Raymundo, de 35 años, se dedicaba a vender tortillas para ayudar con los ingresos del hogar. Su punto de venta era en la carretera que conduce de Boca del Monte a Santa Catarina, en el lugar conocido como cuchilla del Carmen y todos los días caminaba por esa ruta con sus pequeños hijos.
El esposo de la víctima contó la traumática experiencia que sus hijos vivieron y lo que ellos le contaron sobre el suceso que se registró el 18 de mayo en horas de la noche.
“Ella terminó de vender su producto e iba para la casa. Era su trayecto de todos los días, iba acompañada por los niños, cuando fue interceptada por dos hombres que viajaban en una motocicleta. Según me contó mi hijo de 9 años, lo primero que le pidieron fue el dinero. Ella se quedó paralizada y se negó, lo único que hizo fue abrazar a los dos niños. Ante su reacción, el niño de 9 años le dijo al delincuente: yo cargo Q20 y se los dio. Entonces ella (la mamá) reaccionó y le dijo al delincuente no tengo nada, no tengo nada. Para que no le quitaran el celular, lo tiró y fue cuando le dispararon”.
“Le dispararon los ingratos, le dispararon”, manifestó.
Los bomberos municipales atendieron la emergencia, pero al llegar al lugar, la mujer ya no tenía signos vitales. A la par del cuerpo quedó un canasto de tortillas y una bolsa con verduras.
Testigos afirmaron que los ladrones forcejearon con Santos.
Consecuencias
De acuerdo con Silvia Álava, psicóloga de niños, a corto plazo los menores a parte de sentir tristeza, pueden incluso sentir rabia ante la pérdida del progenitor.
Estas reacciones son normales y hay que permitirles que las expresen. Hay que dejar que el niño llore todo lo que quiera y exprese sus sentimientos, a medio plazo puede haber síntomas de regresión y, sobre todo, ese sentimiento de inseguridad.
El niño estará triste y hay que hacerle ver que es normal que se sienta así. No pasa nada si ve que los adultos también lloran, porque es normal llorar la muerte de un familiar cercano, sobre todo, en un primer momento.
Sin embargo, según la experta es conveniente la ayuda de un profesional, pues por haber sido testigos presenciales del crimen, pueden presentar comportamientos regresivos, es decir que el niño deje de hacer cosas que hacía antes, comportarse apático, dejar de sonreír, dejar de tener ilusión.
De acuerdo con la profesional, es importante analizar sus sentimientos, ver qué cosas dicen y qué cosas dibujan.
El objetivo es que se vaya superando la situación de muerte del progenitor, poco a poco, de forma que lo pueda integrar en la vida cotidiana y lo pueda verbalizar con normalidad, contándole a un amiguito, o a alguien que le pregunte. En el momento que esto ocurra, será un buen síntoma de que el duelo se está superando.