En una eucaristía celebrada por la iglesia católica, se leyó también un mensaje enviado por el papa Francisco.
Autoridades de Gobierno, encabezadas por el Presidente de la República, Bernardo Arévalo, así como autoridades de la iglesia católica participaron en una eucaristía en memoria de las 54 víctimas mortales del accidente en la calzada La Paz el pasado lunes 10 de febrero.
La cual fue presidida por el Arzobispo Metropolitano, Monseñor Gonzalo de Villa y Vásquez, en Catedral Metropolitana, quien en su mensaje manifestó que existe tristeza por lo que le ocurrió a estos guatemaltecos, quienes eran personas con familia, con un trabajo y que no esperaban ese final, en ese momento. Pero al mismo tiempo indica que hay consuelo y esperanza por medio de la fe.
Así mismo pidió ayuda al altísimo para que brinde la sabiduría para que este tipo de hechos no vuelvan a suceder.
“Esa tristeza también generó indignación, ¿Por qué pasó? ¿Por qué esa camioneta? ¿Por qué iba a esa velocidad? Son preguntas que nos hacemos y que lamentablemente son accidentes que con cierta periodicidad ocurren en Guatemala, pero esa tristeza e indignación no es lo que nos reúne aquí, las familias que quedaron, hay un sent también de desconsuelo y la eucaristía quiere ser hoy una ocasión para encomendar al señor a estos que han fallecido de manera tan trágica, pero a la vez para invitarnos al consuelo y a la esperanza”.
Durante la misa, el Nuncio Apostólico de Guatemala, Monseñor Francisco Montecillo Padilla, leyó un mensaje enviado por el Papa Francisco para el país, especialmente para los familiares de las víctimas, el cual dio a conocer a través del Secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin.
“El Santo Padre vivamente apenado al conocer la dolorosa noticia de la caída de un autobús en un precipicio en la ciudad de Guatemala, que ha ocasionado numerosas víctimas y heridos y ofrece sufragios por el eterno descanso de los difuntos, asimismo su santidad Francisco hace llegar su sentido pésame a los familiares de los fallecidos, junto con sus expresiones de consuelo, viva solicitud y deseos de pronto restablecimiento de los heridos, a la vez que les imparte de corazón la confortadora bendición apostólica, como signo de esperanza en el señor resucitado”.
En la misa ofrecieron oraciones y cánticos para pedir por el descanso eterno de las almas.
