Lejos de festejar este 1 de octubre, decenas de niños se encuentran en las calles trabajando, obligados por la pobreza extrema en la que viven ellos y sus padres.
Vasta con dar un pequeño recorrido en el Centro Histórico para encontrar a muchos niños en las esquinas o en los semáforos realizando algún tipo de acrobacia para agenciarse de un dinerito.
El trabajo infantil se refiere a cualquier trabajo que es físico, mental, social o moralmente perjudicial o dañino para el niño o la niña.
En Guatemala es común ver a niños trabajando, lo que interfiere en su escolarización, privándole de la oportunidad de ir a la escuela, obligándole a abandonar prematuramente las aulas o exigiendo que intente combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado.
A ello se le suman los casos de desnutrición, violencia y deserción educativa que se agravaron con la pandemia y preocupan a organizaciones que velan por los derechos de la niñez.
“Este año se han registrado más de 20 mil nuevos casos de desnutrición aguda. Otro tema que afecta a niños y adolescentes es la violencia intrafamiliar. El asesinato de niños y adolescentes también ha aumentado. Los matan con armas de fuego, estrangulamiento y desmembramiento”, manifestó el representante del Observatorio de los Derechos de la Niñez (Ciprodeni).