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Mayo cierra con broche de oro: lluvia de estrellas engalanará las noches del 30 y 31  

Hoy por la noche, cuando tu reloj marque las 00:00 horas comenzará el espectáculo celestial. De acuerdo con científicos, podría ser una inusual e intensa actividad con hasta 1,400 meteoros por hora. ¡No te lo pierdas!

La noche del 30 y madrugada del 31 de mayo ocurrirá la segunda lluvia de estrellas del mes. Esto porque la tierra atraviesa los escombros de un meteoro.

El fenómeno, según explicó la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), es un “todo o nada”, porque podrían no verse si no tienen la suficiente velocidad.

Hoy Lluvia de meteoros será visible en distintas latitudes entre las últimas horas de la noche del lunes 30 de mayo y las primeras de la madrugada del martes 31. Podrá tener una inusual actividad y llegar a ser intensa con hasta 1,400 meteoros por hora.

 Lugares donde se podrán ver las Tau Hercúlidas:

México

Centroamérica

Venezuela

Ecuador

Perú

Uruguay

Chile

Argentina

El Caribe

ORIGEN DE LA LLUVIA DE ESTRELLAS TAU HERCULIDAS

En 1930, los observadores alemanes Arnold Schwassmann y Arno Arthur Wachmann descubrieron un cometa conocido como 73P/Schwassmann-Wachmann, o “SW3”, que orbitaba alrededor del Sol cada 5,4 años.

No obstante, SW3 no se volvió a ver hasta finales de la década de 1970, pareciendo bastante normal hasta 1995, cuando los astrónomos se dieron cuenta de que el cometa se había vuelto unas 600 veces más brillante y pasó de ser una mancha tenue a ser visible a simple vista durante su paso.

Tras una mayor investigación, los astrónomos se dieron cuenta de que SW3 se había roto en varios pedazos, llenando su propio rastro orbital de escombros. Para 2006, este cometa, estaba dividido en casi 70 piezas y ha continuado fragmentándose aún más desde entonces.

Todos los días, según la NASA, “la Tierra es bombardeada por millones de fragmentos de detritos interplanetarios que atraviesan nuestro sistema solar”.

Sin embargo, la mayoría de las partículas no son más grandes que el polvo y la arena, las cuales golpean la atmósfera superior a velocidades de hasta 72 kilómetros por segundo, se encienden y se queman.

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