lunes, diciembre 23, 2024

Volcán de Fuego: A tres años de la tragedia, el peligro sigue latente para toda Guatemala

Pueden pasar 10 mil años, como dice la canción, pero la realidad es que las comunidades – y por qué no decirlo, toda Guatemala y Centroamérica- vive en riesgo grande y permanente.

El volcán de Fuego es uno de los volcanes más activos de Guatemala y, además, de Centroamérica. Ha hecho erupción más de 60 veces desde 1524.

La última ocurrió el 3 de junio de 2018, cuando en cuestión de minutos toda una comunidad quedó soterrada bajo lava, ceniza y gases tóxicos que emanaron del volcán de Fuego. Fueron decenas de muertos y miles de evacuados y afectados.

Pero, volverá a registrarse una catástrofe de esta magnitud. Al respecto, el exdirector del Insivumeh, Ingeniero Eddy Sánchez, afirmó que sí es posible.

“Si es posible, pero puede tomar un poco de tiempo. 44 años antes de la brutal erupción del 2018, se registró una más violenta que afectó hasta México. Fue en 1974 cuando el volcán de Fuego tuvo una erupción violenta, con flujos piroclásticos que destruyeron la vegetación de los alrededores y sepultaron parcialmente con ceniza volcánica San Pedro Yepocapa y Acatenango.  La ceniza subió metro y medio y cubrió la Costa Sur, Santa Lucía Cotzumalguapa, Siquinalá, alcanzando hasta la frontera con México”, recordó don Eddy.

Mientras que el ingeniero Sánchez, aseguró que, durante el invierno, algunas zonas de riesgo son Alotenango y Siquinalá y las comunidades al Sur, pues puede ser afectadas por lahares, ya que un río atraviesa esa población.

“Hay 33 volcanes y tres de ellos activos Pacaya, Santiaguito y Fuego, y recién en reposo el volcán Tacaná que estubo activo en 1986. Registros históricos también mencionan el Acatenango y Atitlán. El riesgo es grande y permanentemente tarde o temprano puede ocurrir una tragedia”, afirmó el experto.

Otra potente erupción

En 1932, la fuerte erupción del volcán cubrió la ciudad de Antigua Guatemala, la Ciudad de Guatemala, y los países Honduras y la El Salvador con ceniza. Además, a esta erupción la acompañaron temblores, retumbos y ondas de choque.

Ahora, a tres años de la tragedia del 2018 las comunidades lucen desoladas y los familiares recuerdan aquel duro momento en el que sus seres queridos murieron carbonizados en cuestión de segundos.

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