miércoles, diciembre 25, 2024

Suben al cráter del volcán Chicabal para clamar por lluvia y por abundancia

Entre las peticiones de los participantes en la ceremonia fue no contraer el covid-19 y que la lluvia bendiga las cosechas.

Decenas de indígenas mam de Guatemala subieron este jueves al cráter del volcán Chicabal, ubicado en el municipio de San Martín Sacatepéquez, en el oeste del país, para realizar una ceremonia rogativa de la lluvia en busca de abundancia.

La actividad, que se realiza todos los años 40 días después de terminada la Semana Santa, tiene como escenario el volcán localizado en el departamento de Quetzaltenango, 225 kilómetros al oeste de la capital guatemalteca.

Los mam, además de vecinos y turistas, suben a la cima del volcán, cuyo cráter es hace cientos de años una laguna de agua cristalina sagrada para los lugareños, para realizar la tradicional ceremonia de gratitud con la Madre Tierra y clamar por la lluvia y la abundancia.

Uno de los vecinos que ascendió al cráter fue Gilmar Pérez, un barbero mam de 22 años, oriundo del municipio vecino de San Juan Ostuncalco. Pérez viajó temprano con su numerosa familia para tomar parte de la ceremonia, a la que contribuyó con arreglos florales como tributo.

“La tradición la heredamos de mi bisabuelo. Mis ancestros vienen acá desde hace cientos de años. Esta vez pedimos por la abundancia de la lluvia y que este año sea mejor que el pasado”, contó Pérez

El barbero colocó las ofrendas un par de metros dentro de la laguna y con los pantalones remangados abrió un hoyo con su machete para clavar el arreglo floral. Su familia, de igual forma, oró y prendió una fogata para completar la tradición.

Para Pérez, la ceremonia también fue un gesto de agradecimiento por “la salud durante la pandemia” y para no contraer la covid-19, una enfermedad que ha dejado 7 mil 815 personas fallecidas en Guatemala, la cifra más alta de Centroamérica.

En la cosmovisión mam, el agua de Chikab’al (lugar bueno o dulce, en lengua mam) es sagrada porque las nubes bajan a traer el líquido esencial de la vida y luego regresan al cielo en forma de lluvia que alimenta las cosechas de maíz.

Por ello, este jueves a las orillas de la laguna de Chicabal las personas colocaron varias ofrendas florales. Otros se arremangaron los pantalones o las faldas y pidieron permiso a la laguna para entrar. Colocaron sus ofrendas y rezaron al Dios cristiano o a los dioses mayas para que esta temporada la lluvia bendiga las cosechas y los campos.

El lugar sagrado se encuentra a 2 mil metros de altura en el cráter de un volcán que pertenece a la ladera sur de la cadena volcánica del oeste de Guatemala. La ubicación está rodeada por 20 altares, con los diferentes «nahuales» (espíritus) mayas.

Muchos de los creyentes duermen en la orilla un día antes de orar o hacer una ceremonia maya, en una tradición en la que se mezclan creencias mayas con católicas.

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