La erupción del volcán de La Palma ha entrado en una fase de estabilidad, dieciocho días después de que empezara a lanzar material y cubriera de cenizas y lava parte de la isla española.
Aunque los expertos consideran que si se mantiene esta constante de estabilidad “es bueno para todos” porque ello ayudaría a no incrementar los daños ya causados.
El director técnico del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, afirmó este miércoles tras la reunión del comité científico que hay que mantener la máxima prudencia posible porque la realidad del volcán “es cambiante”, pero ha insistido en que, si se mantiene esta constante de estabilidad, “es bueno para todos”.
Sin embargo, es probable que con el movimiento del viento en las próximas horas se genere un problema de partículas en suspensión que empeore la calidad del aire en la isla, ante lo que la directora en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN), María José Blanco, señaló que hasta ahora se han registrado concentraciones altas de micropartículas, pero no han supuesto un riesgo para la población.
La también portavoz del Pevolca ha añadido que se está a la espera de obtener los resultados del análisis de metales en laboratorio para evaluar su incidencia y ha indicado que habrá una campaña de medida del ácido clorhídrico en las poblaciones afectadas por el penacho marino, que se produce por el contacto de la lava con el océano.
La estabilidad del volcán se percibe en el reducido avance de la lava, que discurre por una sola colada por el camino marcado por la primigenia, y también a través de un “túnel lávico” que permite una conexión directa entre el centro emisor y el mar y que de momento asegura que no aumente la anchura de 1 mil 250 metros que ocupa la colada en su punto máximo.
En las últimas horas, la lava inició un pequeño intento de crecimiento hacia el norte de la montaña de Todoque y otro cerca del Camino de la Gata, pero ambos engrosamientos quedaron paralizados, como lo está desde hace tres días otra colada que discurrió hacia el norte cuando el cono del volcán tuvo una rotura.
421,93 hectáreas cubiertas por la lava
La superficie cubierta por la lava alcanza las 421 mil 93 hectáreas, apenas 1,81 hectáreas más que la víspera, y el delta lávico sobre el mar, que se extiende hasta los 500 metros de distancia desde la costa, ocupa 38 hectáreas, frente a las 36 del martes, y llega a una profundidad de 250 metros.
Con el flujo de lava encauzado y estabilizado, la preocupación de los científicos del Pevolca se centra en las próximas horas en el cambio previsto del viento hacia el sur-suroeste y un descenso de la inversión térmica desde los 1.200 a los 900 metros. Ese escenario apunta a condiciones desfavorables en la calidad del aire hacia el este y norte de la isla y una posible afección en la operatividad del aeropuerto.