Estas nuevas tazas han generado preocupación en los consumidores por los materiales con los que están hechos y muchas personas se preguntan ¿Es seguro usar tazas que fueron fabricadas con plomo?
Cuando su marido estaba a punto de comprar una taza Stanley por internet, Shireen Saidi, de Filadelfia, le detuvo. Esta artista de 23 años y ávida corredora había oído en las redes sociales que las populares tazas incluían plomo en el proceso de fabricación. “Creo que no tener plomo en ningún punto del proceso de producción es importante”, dijo. “Creo que un aspecto importante de una botella de agua reutilizable es la salud y la comodidad”, añadió.
Los coloridos vasos Stanley ganaron popularidad tras convertirse en una sensación en las redes sociales. Pero más recientemente, una serie de publicaciones en TikTok han suscitado dudas sobre la seguridad de las botellas porque en el proceso de fabricación se utiliza plomo.
Algunas personas en la red social china están utilizando pruebas caseras de plomo para frotar los vasos. Incluso cuando los resultados son negativos, las investigaciones caseras, que tienen millones de visitas, han desatado el miedo entre los consumidores.
“No se detectó plomo, pero no estoy segura de si voy a beber de estos a partir de ahora”, dijo Andrianna Como, de 23 años, que vive en Boca Ratón, en un vídeo de TikTok que publicó el miércoles, después de limpiar dos vasos. “No se siente bien”.
Los expertos dicen que los temores sobre el plomo son exagerados, pero algunas personas incluso están grabando videos tirando los queridos vasos Stanley a la basura.
“Puede asustar oír que tienes plomo -es una toxina conocida- en un producto que estás usando”, dijo Robert Bassett, director médico asociado del Centro de Control de Envenenamientos del Hospital Infantil de Filadelfia. “Sin embargo, creemos que se trata, esencialmente, de un riesgo nulo”, añadió.
En su página web, Stanley afirmó que el plomo se utiliza para crear el aislamiento al vacío de sus vasos, que ayuda a mantener las bebidas calientes o frías. La empresa sella la base de sus productos con un material que “incluye algo de plomo”. Ese sellado está recubierto de acero inoxidable, y el plomo no entra en contacto con la bebida ni con la piel, afirma la empresa.
En raras ocasiones, la tapa protectora de la base puede desprenderse. En ese caso, los consumidores pueden reclamar la garantía.
La empresa no respondió inmediatamente a las preguntas de The Washington Post sobre por qué utiliza plomo en sus vasos. Un portavoz de Stanley dijo a la NBC la semana pasada que la empresa está en proceso de cambiar a “materiales alternativos” para los vasos.
Los expertos dicen que “realmente no hay riesgo” de usar una taza Stanley, siempre y cuando esté en buenas condiciones.
“Sí, hay plomo en estos dispositivos. No, no está en ningún lugar cerca de donde alguien podría estar expuesto a él”, dijo Jack Caravanos, profesor clínico de ciencias de salud pública ambiental en el departamento de Salud Global y Ambiental de la Universidad de Nueva York que estudia la exposición al plomo.
Caravanos dijo que analizó cinco tazas Stanley -de estudiantes y de una librería universitaria- con un dispositivo que proporciona una lectura instantánea sobre si hay plomo u otros metales en un material. Analizó la parte superior, lateral, inferior y el borde de las tazas Stanley, y no detectó plomo.
Intentó frotar las tazas con kits de pruebas caseros. También dieron negativo. “No pude encontrar plomo en ningún lugar donde pudiera suponer un riesgo de exposición para la salud humana”, dijo.
Caravanos dijo que incluso trató de quitar la tapa en la parte inferior de una taza Stanley donde el plomo se utiliza para sellarlo. Dijo que raspó la pintura y escarbó en ella utilizando limas y un destornillador. Pero dijo que ni siquiera pudo abollarlo.
“No pude, ni por asomo, sacar este tapón”, dijo. “Tendría que taladrarlo”, expresó. No obstante, Caravanos dijo que las empresas no deberían utilizar plomo para sellar los envases de bebidas.
Katarzyna Kordas, profesora asociada del departamento de epidemiología y salud ambiental de la Universidad de Búfalo, afirmó en un correo electrónico que, a menos que se desprenda el precinto, no ve motivo para que la gente se preocupe.