La revista National Geographic, dedicada a la divulgación de temas de científicos, reseñó recientemente el reconocimiento del cuerpo de agua que rodea la Antártida como océano, lo que oficializa la existencia del Océano Austral.
Según la publicación, el debate en torno a este tema ha ocupado por años a los geógrafos que no terminaban por decidir si estas aguas cumplían o no con las características suficientes para considerarse un océano. Por lo que, hasta el momento, la misma sociedad científica solo destacaba en sus mapas al Atlántico, el Pacífico, el Índico y el Ártico.
“Oficialmente, la National Geographic Society ha incluido únicamente cuatro océanos en sus mapas desde que comenzó a hacerlos en 1915: el Atlántico, Pacífico, Índico y Ártico. No obstante, la última actualización cartográfica acaba de redefinir esta máxima”, indica la publicación.
La publicación hace un recuento del largo camino que se ha recorrido para que el Océano Austral fuera llamado, así. Y recuerda que esta travesía inició en 1937, cuando la Organización Hidrográfica Internacional (OHI) reconoció por primera vez su existencia, para luego, 16 años después, perder la designación generando una gran controversia.
Citando a uno de sus exploradores, el científico marino de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica Seth Sykora-Bodie, esta región oceánica es sencillamente impresionante: “Cualquiera que haya estado en ese sitio tendrá dificultades para explicar qué tiene de fascinante, pero todos estarán de acuerdo en que los glaciares son más azules, el aire es más frío, las montañas son más intimidantes y los paisajes son más cautivadores que en cualquier otro lugar al que puedas ir”.
Según la información, “la corriente alrededor del Ártico también resguarda ecosistemas marinos únicos como el archipiélago de Georgia del Sur, el territorio de vida salvaje más poblado en esta región del mundo, cuyos efectos ecológicos no se limitan a la diversidad de pingüinos, elefantes y lobos marinos, también a las aves marinas y ballenas jorobadas que migran al norte con la llegada del invierno”.