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Hoy inicia la Supercopa en Arabia Saudita.

La edición 2022 de la Supercopa de España se disputa desde hoy en Arabia Saudí, un país petrolero que cada vez se abre más al mundo, y, entre otras estratégicas (como en el caso de Qatar para el Mundial), atrae eventos deportivos y culturales para posicionarse mejor políticamente en el mundo.

Esta vez, la Supercopa de España se ha marchado hasta aquel país, en una contradicción desde el punto de vista de la Lógica. ¿Cómo una Supercopa de un país se va a jugar en otro? Lo cierto es que, en medio de la crisis financiera que ha afectado a todos los equipos en el mundo, y en particular a los grandes de España, no es extraño que los arreglos de este tipo, debido a las ganancias, se den y se añoren cada vez más. Los petrodólares todo lo pueden.

La Real Federación Española de Fútbol negoció mantener un acuerdo con Arabia de unos 40 millones de euros, es decir, unos 45 millones de dólares, de los que poco más de 25 van para el fútbol profesional (incluidos los equipos participantes) y lo restante para el no profesional, o en vías de desarrollo o amateur.

Aunque no hay un dato oficial del acuerdo develado en el que se especifique cuánto ganará cada participante (compiten Barcelona, Real Madrid – juegan hoy, Athletic de Bilbao y Atlético de Madrid – juegan mañana), los montos siempre han sido repartidos de manera diferenciada, siendo el Madrid y el Barcelona los que más suelen ganar, independientemente de hasta qué instancia lleguen.

La sola participación les garantiza 1.12 millones de dólares a todos, pero en el caso del Real, Atlético y Barcelona, el monto sería superior, según el acuerdo, pero sin cifras exactas. Aparte, reciben casi un millón sólo por ser semifinalistas, mientras que el finalista obtiene millón y medio más, y el que se corone, 2,850,000 dólares, todos montos que suben dependiendo de si el que gana tiene más relevancia mediática y mundial.

El hecho de que la RFEF se llevara hasta a Arabia Saudí la Supercopa supone, además, un beneficio para la federación, así como para el fútbol en general por los ingresos que ya están garantizados independientemente de cuánta gente vea los partidos por TV o demanda, lo que supone más dinero.

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