Dolor, angustia, rabia, desesperación e impotencia, pero también coraje, amor, fe, valentía y esperanza, son las características de estas súper madres que renuncian a todo y todos por acompañar a sus hijos en esos duros momentos.
En un colchón en el suelo o durmiendo en una silla, así pasan meses en el área de oncología del Hospital General San Juan de Dios las madres de los niños que llevan un tratamiento contra el cáncer. El único objetivo es lograr que sus hijos logren vencer ese gran enemigo que causa un progresivo deterioro en los niños.
“Tengo que vivir el momento, esa mañana de juegos, esa tarde de risas… El poder compartir con mi hijo todos esos ratos me ha enseñado a celebrar el Día de la Madre. Sencillamente, poder estar juntos es el mejor regalo. El Día de la Madre para mí es todos los días, cuando por las mañanas lo veo dormidito en su cama”, manifestó una de las madres.
Ellas a diario luchan una batalla para verlos con vida; sin embargo, no se sabe cuál será el resultado. Las madres de los niños con cáncer se ven obligadas a dejarlo todo, a desatender a sus hijos mayores que empiezan a tener un bajo rendimiento escolar. Además de los estragos que el cáncer ocasiona en la dinámica familiar y en la economía doméstica.
Estas mujeres valientes abandonan su casa y hacen del hospital su hogar con tal de no separarse de sus pequeños. Son ejemplo de amor y devoción que hacen que cada momento sea menos duro para sus hijos.
Este lunes se festeja el Día de la Madre en Guatemala y urge que la sociedad sea más compresiva y equitativa con las necesidades de estos niños y sus familias, tomando en cuenta la cruda realidad del cáncer infantil en un país como Guatemala, tecnológicamente atrasado y con una cobertura pública sanitaria insuficiente y deficiente.
