sábado, noviembre 23, 2024

URGENTE: ¡Las alarmas suenan en Israel, los habitantes tienen que dirigirse a los refugios antibombas!

Autoridades les piden a todos los habitantes del país que acudan ahora a los refugios antibombas, todas las cadenas de TV y radio interrumpen la programación para pasar el aviso, mientras las sirenas suenan sin parar.

“Solo hay 30 segundos para llegar al refugio; si no, estás perdido”, advertía ayer el cartero Patrick Shamay, de 62 años, frente a la casa donde el martes murió una mujer por el impacto de un cohete en la ciudad de Ashkelon, en el sur de Israel.

A su espalda se divisaban columnas de humo de los bombardeos de la aviación israelí en Gaza, a unos 20 kilómetros. Al menos 65 palestinos, entre milicianos y civiles, incluidos 14 niños, han muerto en las incursiones aéreas desde el lunes en la mayor escalada del conflicto entre ambas partes desde la guerra que golpeó el territorio gazatí en 2014.

 A causa del disparo de más de un millar de cohetes desde el enclave han perecido siete personas en Israel, entre ellas dos menores y un soldado. Además, han muerto siete israelíes, con lo que el balance de fallecidos en apenas dos días supera los 70.

Shamay no tenía que repartir el correo. Casi toda la actividad civil ha sido suspendida en el sur y el centro del país.

Más de un millón de niños se quedaron en casa con sus familias, sin colegio, al pie del refugio. En el abrigo antibombardeos que las vecinas del número 1 de la calle de Harum no tenían.

 El cohete reventó la parte posterior de la vivienda, donde se encontraban Noemí Naom, de 90 años, que sufrió heridas muy graves, y la trabajadora india Sumya Santosh, de 32 años, que la cuidaba a causa de una incapacidad parcial. El cartero todavía no oye bien tras la ensordecedora explosión.

En el hospital Barzilay, al que se llegaba tras atravesar una ciudad fantasma entre un silencio solo roto por el ulular de las sirenas de alarma, se halla ingresada en la unidad de cuidados intensivos Noemí Naom en estado crítico.

El centro sanitario es un búnker tras la caída de más de 260 proyectiles sobre la población en menos de 48 horas.

A dos plantas subterráneas a prueba de bombas, que solo se abren en tiempo de grave conflicto, se han trasladado el paritorio y el servicio de neonatos, entre otros. “La gente de Ashkelon sufre estrés crónico”, reconocía el doctor Jonathan Rieck, jefe de urgencias. El día anterior tuvo que atender a un centenar de heridos, en su mayoría leves, en pocas horas. Como en la guerra de Gaza de 2014.

Israel y Hamás se han lanzado a una conflagración abierta en tres días de hostilidades. La escalada desatada tras el disparo de cohetes sobre Jerusalén, que se atribuyó Hamás el lunes, entró en la madrugada de ayer en una espiral descontrolada. Las operaciones militares

arrasaron edificios de varias alturas que albergaban dependencias de partidos y milicias islamistas, y cuyos vecinos habían sido evacuados. Medio centenar de inmuebles, entre ellos las comisarías, quedaron destruidos por los misiles de la aviación israelí.

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