jueves, abril 25, 2024

Comunidad de México crea ejército de niños para enfrentar al narcotráfico

Lejos de estudiar o jugar, decenas de menores de entre 6 a 11 años se integraron a la policía comunitaria en el municipio José Joaquín de Herrera, en la Montaña Baja del sureño estado mexicano de Guerrero para enfrentar al narcotráfico.

La comunidad indígena de José Joaquín de Herrera, cada vez más aislada y pobre, pone a desfilar a los infantes en una nueva prueba de fuerza y petición de auxilio.

La decisión de integrar a niños como guardias de su comunidad se tomó después del asesinato de diez músicos indígenas en un ataque armado en la localidad de Chilapa en enero de 2020.

Por lo que alrededor de 30 menores se integraron este sábado a la policía comunitaria para defender su tierra del grupo criminal Los Ardillos.

Los líderes de la comunidad ruegan al gobierno que los ayude a protegerse y avisan de que, de no recibir apoyo, seguirán adiestrando a los menores de edad.

Los menores exigieron al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que apoye a nueve viudas, a 14 niños huérfanos y a 34 indígenas desplazados de la comunidad de Acotapaxtlán, en Guerrero, quienes fueron víctimas del grupo delictivo mencionado.

“No somos delincuentes. Le volvemos a recordar que no; somos niños comunitarios y apoyamos en el resguardo de nuestra comunidad nahua”, dijeron los niños al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Ya son dos los grupos de menores armados. Los niños, pertenecientes al poblado de Ayahualtempa, hicieron una marcha por las principales calles de su comunidad, en compañía de otro grupo de pequeños que se habían integrado al grupo policial en enero de 2020.

La Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, de la cual forma parte este grupo, exigió al Gobierno federal soluciones para sus demandas y anunció que, si en los próximos días estas no se cumplen, impedirán la instalación de casillas en sus comunidades durante la jornada electoral del 6 de junio.

Los Ardillos, es un grupo criminal que mantiene una guerra por el control del territorio para el trasiego de estupefacientes. La violencia no cesa desde que en 2015 los grupos autodenominados comunitarios irrumpieron en el territorio, dejando cientos de muertos y obligando a otros tantos a desplazarse de sus hogares.

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