Tras varios años de intensa búsqueda y esfuerzo, los arqueólogos creen que ya les falta poco para dar con el lugar donde enterraron a la esposa de Marco Antonio.
Kathleen Martínez, arqueóloga de la Universidad de Santo Domingo, lleva casi 20 años buscando la tumba perdida de Cleopatra. Ahora cree que ha hecho un avance crucial.
Martínez y su equipo descubrieron un túnel de 1.305 metros, situado a 13 metros bajo tierra, según anunció recientemente el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, un diseño arquitectónico que los expertos calificaron de “milagro de la ingeniería”.
“La excavación reveló un enorme centro religioso con tres santuarios, un lago sagrado, más de 1.500 objetos, bustos, estatuas, piezas de oro, una enorme colección de monedas que representan a Alejandro Magno, la reina Cleopatra y los Ptolomeos”, dijo Martínez.
“El descubrimiento más interesante es el complejo de túneles que conducen al mar Mediterráneo y las estructuras hundidas”, añadió. La exploración de estas estructuras submarinas será la siguiente etapa de su búsqueda de la tumba perdida de la reina egipcia, un viaje que comenzó en 2005.
“Mi perseverancia no puede confundirse con la obsesión. Admiro a Cleopatra como personaje histórico. Fue víctima de la propaganda de los romanos, que pretendían distorsionar su imagen”, dijo Martínez.
“Fue una mujer culta, probablemente la primera que estudió formalmente en el Museo de Alejandría, el centro de la cultura en su época”, según Martínez, que dijo admirar a Cleopatra como estudiante, lingüista, madre y filósofa.
Cuando su marido, el general romano Marco Antonio, murió en sus brazos en el año 30 a.C., Cleopatra se quitó la vida poco después dejando que un áspid la mordiera, según la creencia popular. El momento ha sido inmortalizado en el arte y la literatura, pero, más de dos milenios después, poco se sabe sobre dónde yacen sus restos.
Una serie de pistas llevó a Martínez a creer que la tumba de Cleopatra podría estar situada en el Templo de Osiris, en la ciudad en ruinas de Taposiris Magna, en la costa norte de Egipto, donde el río Nilo se une al Mediterráneo.
El principal de ellos era el propio nombre. Según Martínez, Cleopatra era considerada en su época “la encarnación humana de la diosa Isis”, al igual que Antonio lo era del dios Orisis, esposo de Isis.
Martínez cree que Cleopatra pudo haber elegido enterrar a su marido en el templo para reflejar este mito. De todos los 20 templos de los alrededores de Alejandría que ha estudiado, dijo Martínez, “ningún otro lugar, estructura o templo combina tantas condiciones como el templo de Taposiris Magna”.