jueves, enero 9, 2025

Las noticias falsas que dañan tu piel o menoscaban tu pelo

El artículo científico “Fake news in dermatology. Results from an observational, cross-sectional study” concluye que un 65% de los contenidos divulgativos sobre dermatología, publicados en diferentes tipos de webs y compartidos masivamente en redes sociales, presentan información imprecisa o confusa para los internautas

“Para más inri, estas noticias, muchas de ellas inadecuadas o directamente falsas son las que mayor interés despertaron en el conjunto de la población analizada”, destaca el Dr. Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico Universitario San Carlos y director de la Clínica Imema, especializada en trasplante capilar.

La investigación, publicada en “International Journal of Dermatology” a finales de 2020, la llevaron a cabo los doctores Álvaro Iglesias-Puzas, autor principal, y Alberto Conde-Taboada, dermatólogos del Clínico San Carlos, y la doctora Beatriz Aranegui-Arteaga, dermatóloga del Hospital Infanta Cristina. La dirección del paper estuvo a cargo del propio doctor López Bran.

Es un hecho incuestionable que las redes sociales han revolucionado la comunicación mundial al posibilitar que cualquier persona, salvo en aquellos países con restricciones en derechos humanos, pueda convertirse en emisor y receptor de información, utilizando, además, un canal de publicación instantáneo vía internet.

Esta brillantísima evolución de la comunicación de masas, con un éxito espectacular a todos los niveles socioeconómicos, ha sido, a la vez, especialmente beneficiosa para la salud y el bienestar de las personas; pero también ha puesto sobre la mesa del debate público la utilización torticera de una herramienta fundamental para la libertad.

En el sector sanitario, los desalmados de siempre y los descorazonados de ahora no dudan en hacer negocio o alcanzar más y más influencia social a costa de mujeres y hombres, muchas veces desamparados.

“Cada vez son más l@s pacientes que usan internet para resolver sus problemas de salud, confiando en vídeos y textos elaborados por internautas sin ningún tipo de validez médica o respaldo científico. Esta capacidad digital para compartir contenido de forma dinámica, ilimitada y no supervisada, ha convertido la red en un catalizador para la difusión de información imprecisa o engañosa”, dice el Dr. Eduardo López Bran.

“Se podría decir que las fake news son ya un grave problema de salud pública, puesto que impiden una atención sanitaria rápida y eficaz. Los profesionales nos vemos obligados, en numerosas ocasiones, a defender el diagnóstico o el tratamiento que proponemos ante pacientes mal informados”, subraya.

Aunque estos bulos afectan a todas las especialidades médicas, es de especial interés el área de la dermatología, donde un alto porcentaje de la población consulta internet en busca de información sobre las diferentes patologías de la piel, como el acné, la psoriasis y el melanoma, o para encontrar soluciones definitivas a su calvicie.

En el artículo “Fake news in dermatology. Results from an observational, cross-sectional study” se analizaron 385 sitios web, y el contenido encontrado, basándose en la evidencia científica, se categorizó como “preciso, confuso o impreciso”, apunta el Dr. Iglesias-Puzas, autor principal del estudio.

“Aproximadamente el 44,7% del contenido compartido en internet se clasifica como impreciso, el 20% como confuso y 35,3% como preciso. Y, de hecho, los registros denominados como “imprecisos” obtuvieron un mayor número de interacciones”, expone en una entrevista.

Además, en estos contenidos imprecisos, las palabras clave más buscadas –keywords, en idioma inglés– fueron “medicinas alternativas” y “opiniones individuales”.

En este mismo sentido, acné fue el tema que más aparece en los sitios web calificados como imprecisos; mientras que rosácea y eczema registraron el mayor porcentaje de webs precisas en relación a la información facilitada.

“En cuanto al número de seguidores, los sitios web clasificados como imprecisos obtuvieron un mayor número de seguidores, lo que origina un contexto en el que este contenido sin verificar es aceptado como creíble”, señala el doctor Iglesias.

“Fake news in dermatology. Results from an observational, cross-sectional study” explica, con este conjunto de datos, que no solo la mayoría de los contenidos sobre dermatología presentaba información imprecisa o confusa (64,7%), sino que dicha información es la que más interesa en las búsquedas.

“Estos datos son muy parecidos a los que ofrecía otro estudio sobre psoriasis, donde se evidenciaba que el 63% de los vídeos publicados en la red social YouTube relacionados con esta enfermedad crónica eran engañosos e incluso peligrosos”, advierte.

También, las medicinas alternativas y las prácticas peligrosas ocuparon un lugar destacado entre los contenidos imprecisos o confusos.

Cuando se navega por la red es habitual toparse con titulares como: “Seis pacientes se han curado de la psoriasis tras iniciar un tratamiento de homeopatía” o “Riesgo de melanoma: La exposición al sol lo previene”.

Estos sitios web, a menudo, animan a los pacientes con enfermedades de la piel a seguir dietas o tratamientos sin conocer los posibles riesgos que conllevan.

Uno de los campos en el que más interés muestran los cibernautas son la tricología y el trasplante de pelo. En internet se encuentran infinidad de contenidos sobre estos temas. Tanto es así que la proliferación de este tipo de mensajes informativos alcanza cuotas elevadísimas.

“En la red se libra una auténtica batalla comercial, en donde la información falsa o inexacta campa a sus anchas con forma de fotos del paciente antes y después de su tratamiento –before and after-, vídeos, incluso imágenes de resultados terapéuticos aún inacabados y presentados como definitivos”, describe ojiplático el doctor Eduardo López Bran.

“Ni siquiera se cortan a la hora de fomentar comentarios malintencionados en los foros, que los comerciales explotan para captar nuevos clientes, o las publicaciones de reseñas negativas en perfiles de la competencia. Tienen un único objetivo: desprestigiar al resto de clínicas”, atestigua.

En definitiva, toda esta información imprecisa, farragosa, engañosa, embustera o falsa en internet puede socavar la confianza de l@s pacientes en la profesión médica, sugerir tratamientos ineficaces o inadecuados y generar opiniones o comportamientos sociales que en algunos casos pueden llegar a ser peligrosos.

“No cabe duda que entender cómo se difunden las noticias falsas es el primer paso para identificar la información que necesitan los pacientes y elaborar directrices o códigos de buenas prácticas que regulen los contenidos sanitarios a nivel multimedia”, concluye el galeno lucense, miembro de Asomega.

Los resultados de esta investigación remarcan la innegable oportunidad de diseñar campañas publicitarias ambiciosas que incrementen el espíritu crítico de los usuarios. Se debe conseguir rechazar la información falsa o engañosa, al tiempo que se debe promover la difusión de conocimientos dermatológicos rigurosos basados en las evidencias científicas.

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